viernes, 10 de diciembre de 2010

Weihnachstmärkte in Heidelberg


Desde finales de Noviembre, contamos con una nueva atracción en Heidelberg:
¡los mercaditos navideños!
Repartidos por las plazas populares de la ciudad, nos tropezamos con diferentes casetas de madera en las que podemos encontrar desde dulces (Lebkuchen, entre otros mil), panes de especias, adornos navideños...hasta el Glühwein, una de las bebidas más consumidas por estos lares en esta época del año, no por su sabor, sino por lo rápido que permite que el cuerpo se adecúe a las bajas temperaturas al aire libre, y más aún si en la otra mano sostenemos una Rostbratwurst...
Para los más nostálgicos y románticos, el mejor espectáculo llega de noche, cuando se encienden todas las luces de las casetas y suenan canciones de Adviento.
Aunque en prácticamente todos los rincones de Alemania y Austria podemos encontrar estos mercados de larga tradición, ninguno como el de Heidelberg, el mercadito bucólico por excelencia.
Mientras paseo por el Mercado de la Universitätsplatz, oigo cantar: "Gestern fiel ein schöner Schnee, er ist kalt und tut weh, wenn er in die Hände schmitzt, was du bestimmst nicht willst, doch es weihnachtet schön sehr...", y entonces alzan sus tazas de Glühwein, brindan y siguen cantando: "Ich freue mich auf heiligen Abend...".
Y, en un par de semanas, regreso a casa (para regresar de nuevo pasadas las navidades) y nada más pisar tierras valencianas, echaré de menos cada pequeño detalle como éste.

martes, 7 de diciembre de 2010

"Acuérdate de vivir"


En una de las calles más emblemáticas de Heidelberg, la Marstallstrasse, se encuentra el complejo Marstallhof, un conjunto de edificios que desde hace más de 5 siglos, reúne a todos los estudiantes universitarios a la hora de comer (la popular Mensa), a media tarde para tomar un café (Marstallcafé), con la primera copa de la noche (Marstallbar) o el primer bocado de la mañana (Zeughaus Marstall).
Mi elección fue sin duda inmejorable: paseo temprano por la Hauptstrasse, tiendas aún cerradas un sábado por la mañana, deambulando hasta el Marstallcafé y una vez allí, abrir uno de mis libros de cabecera ("Los años de aprendizaje de Wilhem Meister", de Goethe) mientras tomo un Capuccino acompañado de un Muffin de Hinbeere mit Apfel und Zimt.
Justo cuando voy a dar el primer bocado al Muffin, leo: "Acuérdate de vivir", en mi libro de acompañamiento matinal y me digo si ésto es vida o no. Por supuesto, no me planteo ni siquiera una respuesta, no vaya a ser que el Capuccino se enfríe...







lunes, 6 de diciembre de 2010

Un día (o toda una vida) "Sturm und Drang"

Caminando por la Ruta de los filósofos, o paseando por los jardines del Castillo de Heidelberg, cualquiera (y repito: cualquiera) se hace preguntas sobre sí mismo, sobre su porvenir y sobre su lugar en el mundo. Todo ello, deja paso a preguntas de (todavía) más difícil respuesta: ¿se puede vivir del idealismo?, ¿dónde empieza y acaba la creatividad?, ¿y si el arte...?
Entre jardines, bosques, viñedos y huertas, me detengo cada dos segundos a admirar la vistas, sintiéndome pequeña y a la vez tan grande en mis decisiones, sin mirar atrás, pero sin dejar de volver la vista...Retengo en mi cabeza la imagen de aquellos poetas, filósofos y universitarios sobre los que tanto y tanto he leído que recorrieron este mismo camino en busca de inspiración.
Me detengo justo ante el Monumento a Hölderlin, recordando aquel poema que decía así:

"Drum lasst die Lust, das Grosse zu verderben
Und geht und sprecht von eurem Glücke nicht
Pflanzt keinen Zendernbaum in eure Schreben
Nimmt keinen Geist in eure Söldnerspflicht!
Versucht es nicht, dass Sonenross zu läbmen,
Lasst immerhin den Sternen ihre Bahn!
Und mir, mir rattet nicht, mich zu bequemen,
Und macht mich nicht den Knechten untertan..."

("Renunciad al placer de rebajar lo grande
No habléis de vuestra felicidad
No plantéis el cedro en vuestros poetas de arcilla
¡No toméis al espíritu por vuestro siervo!
No intentéis detener los corceles del sol
¡Y dejad que las estrellas prosigan su trayecto!
Y a mi no me aconsejéis que me someta,
¡No pretendáis que sirva a los esclavos!")

Y, de repente, no necesito cuestionarme nada más, porque ya lo tengo todo: "Sturm und Drang" (Tormenta y Espíritu).

domingo, 5 de diciembre de 2010

El comienzo del final


Siempre he sido apátrida, ciudadana del mundo entero, sin necesidad de reencontrarme con aquello que ha (o debe) de ser mi origen. Pero cada uno redescubre ese origen de una manera, en algún lugar, quizá está dónde nunca uno ha estado, o donde jamás estará...Y ese sentimiento de incertidumbre local me llevó a Heidelberg.
¿Qué es el Romanticismo, si no revolución, convulsión? Olvidemos por un momento a Bécquer y al resto de españolitos que convirtieron tal movimiento en un romanticismo de a pie, y centrémonos en el verdadero punto álgido del Romanticismo: A-le-ma-nia, o el espíritu y sentido de la vida a través de la libertad.
Cual romántica en pleno siglo XIX, parto de Valencia a Heidelberg a reconocerme en estos lares donde se gestó mi movimiento por excelencia y mi gran pasión: Goethe, Hoffman, Eichendorff, Hölderlin...incluso Liselotte von der Pfalz.
¿Preparados para sufrir el "Síndrome de Stendhal"? Yo...sí, esta vez sí. "Las grandes pasiones son enfermedades incurables. Lo que podría curarlas las haría realmente peligrosas" (Goethe).